LE LLAMAN NACEX

Después de pasar meses sin follar con ningún hombre, la burbuja del amor en la que me había refugiado durante ese tiempo empezó a desinflarse. No podía seguir viviendo así.

Ahora era una sodomita deshinchada sin recuerdos sexuales con los que obsesionarme.

Pero casualidades de la vida o el mísero destino, apareció él.

Alto, fornido, de taitantos, negro como el azabache, pelo rizado muy oscuro, labios rojos y gruesos, era y sigue siendo guapísimo, repartidor del correo urgente, todas le conocemos por su mote NACEX.

Hace varios años que viene por la oficina, pero jamás habíamos entrado en conversación, más que para sellar los albaranes de entrega y poco más.

A diferencia de nacex, yo soy demasiado orgullosa para admitir que un hombre así me atrae, que note que me excita su olor al pasar, que mi mirada se pierda entre sus piernas, que mi deseo loco de poseerlo no se vea recompensado.

Fue raro aquel día, mi cuerpo pedía, suplicaba guerra, mi coño deseaba ser reventado a pollazos salvajes.

 ¡Dios,  hace tanto tiempo que mi cueva no siente una buena tranca, que ya ni me acuerdo de cómo son!!....jajajaja

Cuando por fin me relajo y ni un solo centímetro de mí ser se aferra absolutamente a ningún pensamiento obsceno,  se le ocurre rozarme con su miembro en mi culo.

Me aferre más a él, como si estuviera poseída, tanto que casi le empotro contra un archivador.

Entendió a la perfección mi deseo, sin que yo mediara palabra alguna, simplemente con una mirada y pasando mi lengua por la comisura de mis labios , con un gesto sencillo le indique que cerrará el pestillo de mi oficina.

Se acercó a mí, separó mis nalgas con tanto cuidado, que no doy crédito a la suerte que tengo.

Uno a quien dominar, después de tantos meses.…

La voluntad me ha abandonado en un 55%, tan solo al sentir rozar mi cuerpo con sus manos, suaves, grandes, negras y fuertes…..

Me desviste lentamente, observando cada milímetro de mi cuerpo, desabrocha mi sujetador y lo deja caer al suelo, yo hago lo mismo, desabrocho su pantalón y lo dejo caer, su polla enorme sobresale del slip, desabrocho su camisa y dejo al descubierto su enorme pectoral, bien formado a base de gimnasio y algún que otro anabolizante.

Me agarra por las caderas y me aprieta contra él., contra su polla, es difícil romper ese abrazo, pero debemos ir al pequeño sofá que hay en mi despacho, si no vamos acabaremos rompiendo algún adorno.

Me coloca sobre un cojín ante él, mientras me mete por la boca su polla, después de mucho mamársela y cuando digo mucho es mucho rato, se retira y me voltea e inicia embestidas cortas en la entrada de mi coño, para que se dilate y no me haga más daño del necesario.

Sin darme cuenta se adentra, poco a poco, hasta que se encuentra totalmente hundida en mi cueva, fuera solo quedan los huevos depilados y oscuros de mi poseedor.

Queda unos segundos inmóvil, mirándome, como pensando en algo turbio, inicia la marcha con rítmicas sacudidas, me penetra un poco más. Siento crecer su polla dentro de mí, más fuerte, más dura, más profunda, hundiéndose en mis ansias, en mi orgullo, en mi vanidad.

Esto es lo que yo buscaba, esto es lo que él me da.

Follada hasta el delirio, se me caen los zapatos al suelo, con un ruido sordo.

Él sonríe y me dice: Ahora lo estamos pasando bien, ahora viajo en el tren de alta velocidad directo al paraíso muñeca.

Llega como un retroceso, para volver con fuertes embestidas, profundas, intensas.

Jadeo sin control, sudo, gimo, mi clítoris se hincha, estoy a punto de caramelo.

Él, bestia inhumana aprieta más y más su polla hacia mi centro, noto un tremendo calor emanando por mi coño, goteando por mis nalgas.

Grito, me estremezco, es el sonido de una mujer que se está sintiendo muy bien follada.

El placer es insoportable, yo intento apartarme, pero él no para de follarme de una manera tan implacable que desmonta mi teoría del : Uno a quien dominar, después de tantos meses.…

 Buenas noche mis Bell@s...