SABOR A TRES

Ahora creo que hay dos maneras de creer, así que asumí por fin mi identidad: SOY LESBIANA.

Me costó mucho reconocer que me pirro por las mujeres de tetas voluminosas, coños depilados y jugosos, que me gusta apoderarme de ellas, ser su cazadora salvaje y ellas mi presa.

Mi nombre no importa, he pedido a bella que escriba este relato sobre una historia pasada ¿o tal vez fue una fantasía creada por mi mente calenturienta?....

Después de mi iniciación como lesbiana supe que era mi camino, seguirme el rastro y crear mi propia identidad.

María, una compañera de trabajo que me vuelve loca, sus caderas contoneantes, sus muslos firmes y su glúteo redondo tipo cubano, dan paso a unas tetas de esas que a mí me gustan tanto, y unos labios carnosos que te invitan a comértelos.

Cada vez que nos cruzábamos en el pasillo de la leche, “perdón no dije que trabajo en una gran superficie alimenticia” maría me rozaba con ese culo apetitoso, provocándome una fuerte excitación que yo solo podía solventar en el baño masturbándome.

Para mí ella era y es mi paraíso y tenía que ser mía. Empecé a cortejarla de manera descarada a sabiendas que es casada. Un día de esos lluvioso a donde todo el mundo se le ocurre ir de compras  y tu presencia dentro del súper pasa desapercibida , decidí atacar.

Nuestra primera aventura ocurrió precisamente en los baños, a donde me dirigí nada más detectar que ella iba. Sin vacilación entre en el wáter donde estaba, nos miramos y en silencio se levanto de la taza, se acerco a mí y pude sentir el calor de sus tetas en mi pecho, puse mis manos en ellas y las acaricie lentamente , mientras intente besarla, ante su negativa de regalarme su boca, la desabroche y acabé de bajarla el pantalón, aparte su braga para saciar el deseo de mi boca en su coño, saborear su fruto prohibido para muchos hombres, penetrar mi lengua hasta donde pude llegar, sentir su vulva palpitar y su clítoris estremecerse ante mi presencia.

Gemía de placer, mi lengua succionaba su cueva mágica, mis dedos introducían sexo y lujuria en su ser, la note estremecerse, hasta cuatro dedos introduje más mi lengua, me sentía como una polla,  y no me importaba estaba disfrutando y eso me hacia feliz.

Afortunadamente no tardo en correrse, una corrida larga y sentida, la pude saborear hasta la última gota en mi boca.

Aún seguimos follando descaradamente en el súper… Nadie nos ha pillado ni siquiera su marido.

Espero que te haya gustado srta xxx....

belle